Una taberna limeña en La Victoria que rinde homenaje a la tradición criolla. Te presentamos a Victoriano junto a todas sus deidades. Visítalos en Parque Unión Panamericana 221, Balconcillo.
Unos la llaman con aire académico gastronomía, otros le dicen con cierta nota elegante arte culinario; y muchos, con la simpleza inocente de un niño, le dicen solamente cocina. La comida peruana es el resultado de una serie de influencias que siguen integrándose. Es un crisol de culturas que se cocina a fuego lento desde hace siglos. Podemos borronear páginas y largos ensayos sobre las diversas culturas que son parte de este plato infinito de sabores. Tenemos también las regiones: la costa, con sus pescados brillosos y mariscos; la sierra, donde las entrañas de la tierra regalaron los miles de variedades de papas al mundo; y la selva, con sus dulces frutos y misterios.
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Esa inmensidad de influencias se condensa, en parte, en lo que se conoce como comida criolla. Desde hace unos cuatro meses, en el corazón del distrito limeño de La Victoria, una nueva taberna peruana se alza para revivir la esencia de la Lima de antaño. Victoriano – Taberna de La Victoria, ubicada en Balconcillo, no es solo un lugar para comer, es también un sitio para rescatar y mantener vivos los años mejores de la ‘Tres veces coronada villa’. No solo encontramos acá el cau cau y la patita con maní, el estofado de lengua o el hígado encebollado, sino que también la taberna Victoriano nos ofrece el espacio físico, la sensación de atravesar un portal del tiempo, de sentirnos en la historia que hemos estado describiendo. Se ofrece una inmersión total en la cultura limeña de los años de la primera mitad del siglo XX y un poco más, desde la decoración hasta la gastronomía.
Marcelo Abusada, uno de los timoneles de esta taberna, comparte su pasión por esta aventura junto a su socio y amigo de toda la vida, Domingo Cicirello. «Domingo y yo nos conocemos desde el colegio, compartimos una pasión por los autos clásicos y, ahora, por la creación de este restaurante. Queríamos crear un espacio que no solo ofreciera buena comida, sino que también cuente una historia. Cuando cruzas las puertas de Victoriano, es como si retrocedieras en el tiempo. Cada detalle, desde las fotos de la Lima antigua hasta los artefactos vintage, fue seleccionado cuidadosamente para evocar la nostalgia y el encanto de aquella época».
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A su vez, Victoriano destaca por su sentir casero. Se trata de una carta criolla que incluye clásicos como el pan con chicharrón, seco de res, muchame de bonito, y arroz con pato. La taberna se posiciona como un destino imperdible para los amantes de la comida tradicional peruana y para aquellos con un gusto por lo dulce. Los postres criollos como los picarones y la mazamorra morada son la opción perfecta para cerrar la experiencia.
No puede faltar con qué refrescar la garganta y de paso aclarar la voz para cantar un nostálgico vals. El bar, un elemento central de la taberna, ofrece una amplia variedad de bebidas, destacando, por supuesto, el pisco. «Como taberna limeña, el pisco es nuestro protagonista. Tenemos chilcanos de diferentes sabores, pisco sours y algunas recetas originales que solo encontrarás aquí. A su vez, queremos rescatar toda esa historia de las tabernas italianas clásicas de la Lima antigua», comenta Domingo Cicirello, el otro capitán de este barco criollo.
Como bien lo anotan sus creadores, este restaurante y taberna preserva ese aire del criollismo limeño, de comida casera, guitarra y cajón. También destaca en sus elementos toda la identidad del tradicional de La Victoria. Si uno agudiza los sentidos y la memoria, casi se sienten los acordes de la vieja Valentina desde el Callejón del Buque, la claridad de la voz de Felipe Pinglo Alva, el ‘Bardo Inmortal’. Tal es el ambiente que acaso los más memoriosos podrán ver en la bruma del tiempo a Bartola Sancho Dávila, la reina de la marinera de Malambo, con su guitarra, cantando acompañada por los acordes acrónicos de los hermanos Ascues. Desde una esquina de la barra, frente a un humeante sancochado, truena los dedos dando el compás el mítico pintor Víctor Humareda, hijo dilecto adoptado por La Victoria. Quizás no se equivocó cuando sentenció que ‘Tacora es mejor que París’.
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En cuanto a su infraestructura, Victoriano impresiona con sus dos pisos de instalación completamente nueva, altos techos e iluminación. Aunque todo está hecho con tecnología actual, está diseñado ‘a la antigua’ y logra transmitir una sensación de haber estado ahí desde siempre. «Queríamos que los clientes sintieran que este lugar ha sido parte de la ciudad por décadas, aunque en realidad es un proyecto reciente», explica Marcelo Abusada. La taberna Victoriano ya abrió sus puertas para recibir a todos los amantes de la buena mesa, el criollismo, el buen pisco y la amistad. Para venir en familia y con amigos.
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