El 13 de marzo es una fecha muy especial para los amantes del vino. Es el Día Internacional del Riesling, una celebración de la uva blanca más versátil y deliciosa que existe. El Riesling es como un arcoíris de sabores. Puede ser seco y elegante odulce y jugoso. ¿Prefieres un vino joven y travieso o uno que ha madurado como un sabio anciano? El Riesling tiene opciones para todos los gustos. Ha encontrado expresiones excepcionales en regiones como Mosela en Alemania, Alsacia en Francia y en Australia. Esta uva se ha ganado una gran reputación y produce vinos maravillosamente aromáticos en las regiones productoras más frías de Clare Valley, Eden Valley o Tasmania. Ha dejado su huella en todo el planeta. Cada región le da su toque mágico y nosotros solo tenemos que disfrutarlo.
El rey de las vides tiene una historia muy antigua y fascinante. Se cree que desciende de una vid silvestre que crecía en los bosques junto al río Ródano. Era resistente al frío y tenía frutos pequeños. Luego se cruzó con otras variedades como la Traminer y la Weiser Hoinish que le aportaron vigor, sanidad y acidez. El cultivo del Riesling a gran escala empezó en el siglo XVIII cuando se sustituyeron otras uvas mediocres por esta noble variedad. Los vinos de Riesling adornaron las mesas de los reyes y emperadores a finales del siglo XIX. Los Riesling alemanes recibieron el Gran Premio en la Exposición Universal de St. Louis en 1904. El prestigio de los vinos alemanes sufrió después de las dos guerras mundiales, pero a finales del siglo XX llegaron muchos jóvenes enólogos ambiciosos que contribuyeron a un renacimiento del interés por la famosa variedad.
Una característica distintiva de la uva Riesling es su sencillez. Sus racimos son como guerreros resilientes que se adaptan a climas fríos y dan frutos incluso en las condiciones más extremas. ¡Una verdadera maravilla de la naturaleza! El Riesling refleja muy bien el terroir, es decir, las características del lugar donde se cultiva. Por eso hay muchos tipos que varían según el clima, el suelo, la altitud, la exposición y la vinificación. Se puede disfrutar en cualquier ocasión, ya que tiene una gran capacidad para el maridaje. Su acidez y frescura lo hacen ideal para acompañar platos ligeros como ensaladas, pescados, mariscos y quesos, incluso nuestro querido ceviche.
Los platos a base de pollo con su buena cantidad de especias encuentran en una copa de Riesling el complemento perfecto. Lo he probado con un buen poke bowl y es alucinante. El sushi, en especial el tempurizado, consolida su amor en el Riesling. Por otra parte, el dulzor y la complejidad lo hacen perfecto para armonizar con platos más intensos. Es una excelente combinación para ayudar a controlar el picante en platos asiáticos u otros a base de cerdo. También va con una amplia variedad de postres. Su burbuja y elegancia lo hacen irresistible para brindar con aperitivos y tapas.
El Riesling es un vino que merece ser reconocido y celebrado. El objetivo es que los amantes del vino descubran y disfruten de la diversidad y la calidad de los Riesling, y que los curiosos se animen a probarlos y a sorprenderse con ellos. Si quieres vivir una experiencia vinícola única, no te pierdas el Día Internacional del Riesling. Descorcha una botella, elige la música que más te guste y prepárate para degustar la reina de las uvas blancas. ¡Salud!
Escribe: Jasmine Rincón Morales (@thenewsommelier)