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SHIPIBO: LA MAGIA DETRÁS DEL ARTE

July 16, 20244 min read

Por Claudia Aguilar Valdivia

Llegó el mes patrio. Hace un tiempo escribí sobre bordado andino y ahora quiero enfatizar en el arte de una de las regiones más lindas y ricas en cultura de nuestro país; la indígena. En Perú actualmente existen 55 culturas indígenas que habitan en el país desde antes de la llegada de los españoles. La mayoría de ellas vive en la Amazonía, mientras que tan solo cuatro lo hacen en los Andes. Hoy conoceremos un poco más sobre los shipibos, un pueblo que surgió de la fusión de otros tres: los Shipibo, los konibo y los shetebos.

Como toda cultura de la selva, se estructura con base en su profundo conocimiento etnobotánico. Todas las plantas tienen un espíritu-madre y  un grupo de ellas presentan un poder especial. Es el caso de la ayahuasca o soga, planta fundamental de este conocimiento y el espíritu de su madre mítica, la boa acuática o anaconda. La característica principal de los Shipibo no viene ni de su origen ni de su nombre, sino del arte que esta cultura lleva desarrollando desde hace siglos y que es uno de los más representativos de la selva peruana. Sus textiles, cerámicas, bisuterías y tallados dejan a más de uno sin palabras.

El arte shipibo se caracteriza principalmente por las formas geométricas que dibujan o tejen en sus piezas y resalta por ser muy colorido, principalmente en sus textiles. A esta práctica de pintar, bordar o tejer la denominan como Kené que, en su lengua, significa diseño. El Kené es la materialización de la energía invisible. Son diseños geométricos que se pueden ver a través de la ingesta de la ayahuasca. A través de un ritual, el chamán o Meraya puede sanar a las personas equilibrando su energía. La enfermedad es un desequilibrio interior. Si nuestro kené está desequilibrado se generará la enfermedad. Desde tiempos ancestrales, el Kené se ha dibujado, pintado y cantado. Las mujeres shipibas han sido las encargadas de bordar los diseños geométricos sobre telas previamente teñidas con plantas y barro de la selva.

Para hacerlos utilizan algodón totalmente natural, el cual tiñen con tintes extraídos directamente de la naturaleza y luego los bordan con hilos de diferentes colores. La elaboración de estos textiles es compleja, tanto que algunos de los mantos shipibos tardan en crearse alrededor de tres meses. Actualmente, estos bordados han trascendido en el mundo de la moda, siendo Ani Álvarez Calderón una de las diseñadoras peruanas en llevar una colección fuera de nuestro país.

Aunque desde su inicio esta firma ha encontrado en las culturas de Perú a una fuente de inspiración para crear sus colecciones, fue en el 2016 cuando comenzó su exploración del Kené (sistema de diseño artesanal propio de la comunidad indígena amazónica Shipibo Conibo). Trabajaron con las artistas de Cantagallo, Lima; y desarrollaron manuales para actuar como aplicaciones en su colección Tres Regiones, inspirada en la costa, sierra y selva, la cual se presentó en Nueva York. «En el desarrollo de textiles Kené, cada tela es escogida para ser transformada en una prenda específica, pues para nosotros es una expresión artística»,  resalta Ani Álvarez Calderón. Tuve la suerte de alguna vez trabajar con una comunidad Konibo-shipibo. Fue de las mejores experiencias de mi carrera.

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