Esta columna conmemora el 8 de marzo, fecha que honra los avances y logros que están alcanzando las mujeres desde sus diversos espacios, con esmero y sacrificio, porque ser mujer aún implica triple esfuerzo. El 2024 fue un gran año para Florencia Rey, head sommelier de Maido. Ella tiene alma de alquimista y trabaja los maridajes más asombrosos que se puedan imaginar. Un año intenso en todos los aspectos de su vida, tratando de equilibrar lo profesional con ser esposa y madre de Juani, que ya tiene 9 años. Aprendió a decir no sin culpas, mas no a la creación de maridajes, 12 en total, casi uno por mes, empleando etiquetas de producción pequeña e interesantes de mostrar, pero que al agotarse queda la tarea de buscar otro vino que acompañe al plato que sigue en el menú.
«El cansancio es más mental que físico», explica Flor. Al crear maridajes se pone mucho foco, además de atender las otras tareas de su cargo. Ella trabaja las propuestas según la estación. Como bien dice, no se siente igual en verano que en invierno, con sol o frío la energía es otra y busca transmitirla en lo que escoge y ofrece al cliente. Le pasa también con el café que elige según los lotes de acuerdo con los perfiles. Se considera la directora del mundo líquido de Maido y, con todo mérito, sus maridajes sin alcohol son impresionantes. Me consta, pues los he disfrutado con asombro no solo por la calidad, el refinamiento y la creatividad; sino por la recreación de las bebidas sin la presencia de alcohol. El bar de Maido tiene jefe y equipo, pero Flor es el filtro antes de que las bebidas lleguen a Micha.
La confianza del gran cocinero hacia Flor es más que evidente, y ella lo ha logrado con una fórmula que nunca falla: mucha dedicación, estudio, permanente actualización, cuidado con los detalles y ser muy disciplinada y planificada. Su 2025 ya está planificado, así pudo viajar a Europa dos veces entre enero y febrero. La disciplina, y organización son la clave para enfrentar todas las responsabilidades que tiene a su cargo y pensar un poco en sí misma, entre ellas volver a estudiar. Hoy se encuentra siguiendo el WSET 2, una mentoría con Mariano Braga y quiere una certificación de coach, pues es trascendental en el trato con las personas.
Ser madre la obliga a tener todo ‘mapeado’. Un tema a resaltar es que Flor y su esposo Juan trabajan juntos en Maido, llevando una relación 24/7. Ambos están acostumbrados a estar juntos, charlando sobre el niño, el trabajo y temas random mientras caminan rumbo al trabajo. Las fechas especiales tratan de llevarlas de la mejor manera, son buenos partners y conjugan una gran sociedad. Es algo que desde mi posición cercana a ellos puedo observar: la gran admiración y confianza que tienen el uno hacia el otro. El restaurante es como una segunda casa y tiene que ser todo muy llevadero.
Mirando hacia adelante, Flor afirma con convicción que ama el servicio, pero no se ve en él a futuro. Es cansador, demandante y está bien, pues así se logra la excelencia. Ella se proyecta trabajando en la educación y formando líderes, ayudándolos a crecer desde su espacio y que crean más en sí mismos. Así lo vivió ella, con mucho esfuerzo, con lo bueno y lo malo. Ese proyecto es en conjunto con Juan, porque ella es más impulsiva y él es el cable a tierra que analiza todos los aspectos. Sin duda una dupla ideal que llegará muy lejos.
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