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Gilberto Nué: Del desafío a la gloria en el mundo del arte

September 16, 20245 min read

La mayoría de actrices y actores de nuestro medio conectaron con las tablas a temprana edad. Sin embargo, el arte llegó tarde a la vida de Gilberto Nué. No para ponerlo contra el reloj, sino para presentarle una herramienta de supervivencia que luego se convertiría en su mejor amiga.

Escribe: Alex García

Si nos encontráramos a Gilberto décadas atrás en su barrio, compartiendo con amigos y le preguntamos por sus planes a futuro, probablemente nos respondería que no tiene una idea clara. Le gustan los números y soñaba con ser parte de la F.A.P., pero lamentablemente no perteneció al grupo de jóvenes privilegiados a los que se les puede apoyar pagándoles una carrera. No obstante, su destino dio un giro y la actuación se convirtió en su mayor soporte. Se dice que actuar en Perú es complicado, cuando en realidad hacerlo en cualquier parte del mundo lo es. «El público con interés artístico es reducido. Existen medios como el argentino que tienen más intensificados esos gustos, pero aun así no es sencillo destacar por esos lares. A pesar de todo, en nuestro país queda espacio. Aspirar a vivir de ello es convencerse de la polifuncionalidad de un artista. Toca ser director de casting, guionista, productor; además de proponer producciones propias», comenta.

En el colegio no participó de alguna obra o presentación. El arte no era algo que él consideraba ni como un hobbie. «Si tuviese la posibilidad de volver al pasado, migraría a otro país, independientemente de si el arte se me presentaba», nos confiesa. Por fortuna, hoy Nué no es uno de los llamados peruanos en el extranjero. Por el contrario, pertenece al grupo selecto de personas que trabajan en lo que les gusta. Cada ensayo es como ir a la oficina del trabajo, solo que, a diferencia de otras personas, no hay día en que Gilberto reniegue de ir a practicar para cada nueva obra.

El hecho de verse con sus colegas y trabajar en conjunto para llevar buen entretenimiento al público es lo que le llena el corazón. Fuera de eso, no hay una razón tangible para calcular lo feliz que es en el mundo del arte. «Estoy más contento cuando alguno de los personajes que me toca interpretar termina pasando la línea del reconocimiento para ingresar al salón de la inmortalidad», asegura. Por supuesto, aquí hablamos de Killer, aquel chico barrista que junto a su grupo de amigos disfrutaban de la famosa universidad de la vida. Fue la primera vez que apoyaba en la realización de un guion. Qué mejor que al lado de un amigo como Aldo Miyashiro. Hablando ya de la serie Misterio en sí, Nué reconoce que de vez en cuando revisa algunos capítulos y es bastante autocrítico con su performance. Cataloga al Killer como el carácter más especial que le tocó por el reconocimiento que le ha dado a pesar del paso del tiempo.

Hubo otras oportunidades en las que también conectó profundamente no solo con el público de a pie, sino uno más sofisticado. Gilberto le dio vida a Pedro Luna en la novela Luz de Luna, un hombre sordo. Había que ser más expresivo que nunca «No existía la palabra», sostiene. Ello le permitió conocer un mundo al que le somos ajenos muchas veces. Este octubre, el Gran Teatro Nacional estrenará una obra dirigida a la comunidad sorda. Semana a semana ensaya con chicos de esta condición para ofrecer un gran espectáculo que llame a nuevos públicos a acercarse a los teatros. Paralelo a ello, ensaya lo que será la puesta en escena de la reconocida obra de Albert Camus, Los Justos. Se presentará el 10 de octubre en el Nuevo Teatro Julieta y contará la lucha por la libertad de una nación. Sin duda, una experiencia más para Gilberto, quien ha demostrado versatilidad durante su carrera. «Algunos artistas no nacen, pero se hacen. En el camino pueden inspirar a muchos más», puntualiza.

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