La Celia es de las primeras fincas en Argentina en elaborar vino; así como es pionera en otras cosas. Degustamos de su portafolio enfocado en el origen junto a Agustín Leiva, su viticultor.
Pioneros en plantar Malbec en el Valle de Uco. La variedad emblemática de Argentina en una de las zonas más prestigiosas para elaborar vino. Esa es la impronta de La Celia. Eugenio Bustos, fundador de la finca, plantó la primera cepa a modo de pago de unos caballos que vendió. Le pagaron de Francia con cepas de Malbec. «Por eso el logo refleja nuestra historia. También fuimos los primeros en elaborar un vino 100% Cabernet Franc, ya que antes se usaba para cortes», comenta Agustín Leiva. El objetivo de La Celia es mostrar vinos del lugar, enfocados en su origen. El suelo es heterogéneo y de origen aluvional. «Tenemos tres geografías distintas dentro de la misma finca. No es lo mismo la expresión de Eugenio Bustos que de Paraje Altamira», añade.
Después de probar el portafolio de La Celia, puedo decir que sus Malbec son muy verticales y en cada línea van de menos a más intensidad. Presentan las típicas notas florales: violeta, lila o flor blanca. Son delicados. «Más de la mitad de la superficie de la finca está plantada con Malbec, pero también usamos Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay, Pinot Grigio y Pinot Noir», resalta el viticultor. La Celia cuenta con la línea Reserva, Pioneer, Elite, Heritage —Single Vineyard de Paraje Altamira 100% Malbec— y el proyecto de terruños que no expresa la variedad, sino el lugar. Eugenio Bustos es Cabernet Sauvignon, La Consulta es Cabernet Franc y Paraje Altamira es Malbec. El branding va de lo macro a lo micro. Desde el viñedo hasta la piedra como expresión del suelo.
Si eres un iniciador de vino te recomiendo la línea Reserva. Es fácil de tomar. Se aprecia la fruta y una parte vegetal típica de la variedad Malbec. Luego, en Pioneer encontrarás lo más floral, fruta roja ácida y si es una añada más cálida también hay un poco de fruta negra. Elite es a selección de parcelas de Altamira, con suelos pedregosos y calcáreos que expresan notas a tiza y grafito. Heritage ya es otro nivel de complejidad. Pasa por una crianza en vasijas de concreto y 15 meses en toneles de roble francés. Del mismo modo, hay crianza reductiva en botella para acomodar el vino. Me gustó este vino.
No obstante, considero que el proyecto de terruños, es decir, el tope de gama; merece una mención aparte. El Malbec de Paraje Altamira arroja notas a chocolate, fruta roja en boca, una violeta sutil, poca maloláctica y toques a menta. Solo se hicieron 2250 botellas, así que fue todo un privilegio. La Consulta Cabernet Franc fue mi favorito entre todos, de esos vinos que no se olvidan jamás. Mucho más complejo con distintas capas aromáticas y de sabores. Ingresó directo el grafito y la tiza en la nariz. Muy disruptivo para empezar. Continuó con el ensamblaje de frutos rojos y negros, pimienta verde e incluso negra. Cuero en el regusto y un toque de humo. Un vino para alguien que quiere entenderlo y analizarlo.
Ambos tienen 93 puntos por Robert Parker. La Celia es de esas fincas que obtiene más de 90 puntos cada año en los diversos concursos avalados por la crítica internacional. Siempre es bueno revisar los puntajes. Aunque a muchos no les agrade, son importantes para vender un vino. Dice mucho quién lo avala y de dónde proviene. «La Celia cuenta con vinos versátiles para la gastronomía. Está creciendo y tiene potencial. Queremos pisar fuerte en Perú», culmina Agustín.