Por Claudia Aguilar Valdivia

Llega septiembre con una de mis estaciones favoritas, la primavera. Junto a ella, el cambio de temporada, donde los diseñadores lanzan colecciones en desfiles o pasarelas. Los desfiles, bien sean físicos o virtuales, han sido por más de 100 años la plataforma preferida de presentación de las colecciones de las marcas y diseñadores. Pero con esto me pregunto: ¿cómo iniciaron? Los desfiles de moda existen desde 1800 en los salones de alta costura de París, donde los sastres y modistas presentaban las nuevas creaciones a los miembros de la realeza y de la clase alta.

El primer desfile ‘oficial’ registrado en la historia de la moda data de 1860 con la presentación del diseñador inglés Charles Frederick Worth, quien decidió actualizar la forma en la que enseñaba su sastrería a los clientes. Cambió los maniquíes que usaba por modelos de carne y hueso. Entre los años 1920 y 1930, París brilló como capital de las pasarelasgracias a los grandes nombres de la moda como Coco Chanel, Elsa Schiaparelli o Madeleine Vionnet.

Los desfiles de moda en ese momento omitieron las grandes fiestas, dando lugar a encuentros más pequeños y personales. Cada casa de moda presentaba su colección en eventos privados y exclusivos, con acceso solo para clientes y pocos modelos. Los diseños estaban estrictamente protegidos contra el plagio y los fotógrafos tenían estrictamente prohibida la entrada. En aquella época, las pasarelas se celebraban casi como subastas. La modelo caminaba ante una audiencia pequeña con un número que identificaba la prenda que lucía.

La primera edición del New York Fashion Week tuvo lugar en 1943. El evento fue creado por Eleanor Lambert, publicista de moda. Es así como, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, se creó con el propósito de acercar las últimas propuestas del sector a la industria de la moda, ya que no se podía viajar a París —la que había sido hasta el momento capital mundial de la moda—. Entonces, los fotógrafos comenzaron a tener mayor acceso a las pasarelas como una forma de comunicar al gran público las nuevas propuestas.

En los años sesenta, la dinámica de las pasarelas cambió con la llegada de la industrialización. Se comenzaron a celebrar dos  desfiles de moda al año: uno prêt-à-porter y otro de alta costura. Poco a poco ese sistema se fue perfeccionando y pasaron a tomar lugar cada seis meses. Así se presentan con anticipación de un año o medio año en primavera, lo que se va a llevar a cabo la siguiente temporada otoño/invierno. Ahora existen fashion weeks alrededor de todo el mundo y algunos lugares se han convertido en países icono de la moda como Francia, Reino Unido, Milán, Nueva York, Australia, Japón o India. Como su nombre lo indica, se dedica una semana entera (en ocasiones más días) a la difusión de los trabajos de diseñadores de moda, complementados con otras actividades como masterclass, showrooms, entrevistas o concursos.

Hoy, estos eventos son auténticos espectáculos casi tan valorados como la misma colección. La puesta en escena y la estética con la que se presenta la colección debe ser coherente con el tema, las tendencias y la filosofía de la marca. La música, el ritmo de la exhibición, la iluminación y el mismo escenario son importantísimos.

Diseñadora de modas