Loading
svg
Open

CEREBRO ENAMORADO

February 11, 20256 min read

Por Jasmine Rincón

«Giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Pedro. En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo». – Como agua para chocolate, 1989. En esta cita de la novela de la escritora mexicana Laura Esquivel, la gastronomía y el amor están entrelazados de manera profunda y simbólica. La protagonista, Tita, expresa sus sentimientos y emociones a través de la comida que prepara, convirtiendo cada plato en una extensión de su ser. Los sabores y aromas de sus recetas no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma de quienes los prueban. Así, la cocina se convierte en un medio para comunicar el amor, la pasión y el dolor, transmitiendo lo que las palabras no pueden. Cada comida preparada por Tita es un acto de amor, una forma de resistencia y una manifestación de su identidad y anhelo por Pedro, su verdadero amor. La comida, entonces, se transforma en un lenguaje de emociones, tejiendo un vínculo inseparable entre la gastronomía y el amor en la narrativa.

En el mundo real, en un lugar cualquiera, donde los días transcurren a toda velocidad y las noches invitan a soñar, vive alguien como tú, un ser anhelante de crear una experiencia memorable para el día del amor y la amistad. La inquietud comienza a brotar: ¿cómo lograr que este día sea diferente, especial, inolvidable? Surge el reto que combina el amor y la gastronomía en un solo acto de profunda conexión. Para embarcarte en esta travesía, buscas la guía de una figura sabia, quizá la abuela con sus recetas ancestrales o un chef con historias apasionadas sobre la alquimia de la cocina. Te dice, ‘Compartir es el corazón del amor’, recordando que la relación entre la comida y el amor se originó en las sociedades occidentales del siglo XVIII, cuando estos empezaron a tejer sus lazos, convirtiéndose en el lenguaje de la emoción compartida. 

Cocinar es más que preparar alimentos; es un acto de entrega, de infundir cada plato con el amor que sientes por los demás. Con el conocimiento en tus manos, el camino se despliega lleno de desafíos. Elegir el menú adecuado es la primera prueba. Optas por una entrada ligera, un plato fuerte que hable de confort y un postre que susurre dulzura y pasión. La búsqueda de ingredientes frescos y perfectos se convierte en una aventura por sí misma. En los mercados locales, cada compra se transforma en una conversación, un intercambio de secretos culinarios. Mientras cocinas, los obstáculos te recuerdan la relación intrínseca entre el amor y el estrés propios de la primera fase de enamoramiento. Los niveles de serotonina se agotan, lo cual precipita sentimientos o pensamientos de preocupación, esperanza o los típicos terrores del amor temprano. Piensas en cómo la dopamina, este neurotransmisor mágico, que activa el circuito de recompensa, se libera tanto cuando estás enamorado como cuando pruebas un bocado exquisito. 

Cada paso es un acto de amor: en vez de decir ‘te amo’, susurras ‘hoy te cocino’. En lugar de ‘cuánto me gustas’, murmuras ‘¡esto te va a encantar!’. El día llega y, con él, la mesa dispuesta como un altar al amor y la amistad. La atmósfera, cargada de aromas y risas, envuelve a tus seres queridos. Cada plato, desde la entrada hasta el postre, es un reflejo del cariño y la dedicación que has puesto. El festín se convierte en un maridaje de amor gastronómico que evoca sensaciones y emociones místicas, grabándose para siempre en la memoria de quien lo disfruta. Al finalizar la velada, sientes en tu corazón la plenitud de haber cumplido tu misión. No solo has alimentado el cuerpo de tus amores, sino también sus almas. Has descubierto que la cocina es una forma de alquimia, donde se transforman no solo los alimentos, sino también las emociones, convirtiéndolas en algo precioso y eterno. 

Regresas a tu rutina diaria, llevas contigo el elixir del amor y la gastronomía. Confirmando que compartir una comida es compartir un pedazo de tu corazón, y que cada plato preparado con amor es una declaración de afecto inigualable. Así, el día del amor y la amistad perdura más allá de una fecha en el calendario, convertido en un acto continuo de amor y celebración. Es una invitación a abrir nuestros corazones y dejar que nuestras emociones fluyan, compartiendo la calidez y dulzura con aquellos a nuestro alrededor. «En cada uno de nuestros corazones hay una olla de chocolate caliente e hirviendo esperando a ser vertida»

0 People voted this article. 0 Upvotes - 0 Downvotes.
svg

What do you think?

Show comments / Leave a comment

Leave a reply

Loading
svg