Castillo de Cuzcurrita es una bodega que, desde sus inicios, apostó por enfocarse en elaborar vinos de calidad. Juan Diez del Corral, su director, se toma un tiempo para hablar sobre las cuatro etiquetas del portafolio de esta firma española que llega a nuestro país de la mano de Romovi Wines.
Cada vez descubro más sobre los vinos europeos. Me he dejado cautivar particularmente por los españoles; alejándome un poco de mi consumo convencional. En esta travesía me he topado con buenas etiquetas que dejan en claro la elegancia del viejo mundo vinícola. Una de las que probé hace poco es Señorío de Cuzcurrita proveniente de Rioja Alta. Un vino increíblemente versátil, equilibrado y que te invita a seguir bebiendo. Lo recomendaría a un iniciador de vino, como a un conocedor ávido en probar etiquetas. Aunque la variedad Tempranillo es difundida en España, creo que la sutileza de esta etiqueta es sumamente singular. Encontré diversos frutos negros como ciruela, arándanos, grosellas; así como un aroma particular a cedro y regaliz. Untuoso en boca con taninos suaves de principio a fin. Equilibrado y un final largo, mas no invasivo.
No podía esperar menos de un vino que forma parte del portafolio de Romovi Wines. Robby siempre acierta en sus elecciones y este era uno de los que me faltaba probar. Definitivamente, todos los vinos que trae a Perú tienen el perfil de ser exclusivos, interesantes y con un concepto que cautiva. Ello, por supuesto, también lo encontramos en la bodega Castillo de Cuzcurrita. Juan Diez del Corral, su director, lleva 15 años poniendo empeño en el crecimiento de la firma. Nunca ha sido ajeno al mundo del vino, pues pertenece a la quinta generación de una familia arraigada a ello. «Castillo de Cuzcurrita se sitúa en Cuzcurrita del río Tirón. Es un pueblo de 400 a 500 habitantes y en el centro está la bodega. El viñedo forma parte de un castillo que data del siglo XIV, el cual actualmente está bien conservado y rehabilitado», relata.
«Nuestros vinos reflejan la tradición histórica del castillo y la bodega concentra todos los esfuerzos en combinar ello con las técnicas más modernas, gravedad y mínima intervención. Elaboramos vino únicamente con uvas de la zona: Tempranillo y Viura, con viejos viñedos cultivados en vaso y bajas producciones. El objetivo es obtener vinos sinceros y respetuosos con su entorno y que puedan aguantar bien el paso de los años sin perder su frescura y complejidad», agrega.
Juan me cuenta que, antes de empezar este proyecto, trazaron como objetivo enfocarse en la calidad. «Es irrenunciable en nuestra filosofía de trabajo y en el concepto de producto. Cada año queremos ser mejores que el anterior», menciona. Son dependientes de lo que les brindan los viñedos. Presentan cuatro vinos en su portafolio y entre ellos existe un hilo conductor que los identifica. El director los define como singulares, elegantes y frescos. Tres aspectos clave. «El Señorío de Cuzcurrita se elabora todos los años y es el que más producimos con uvas del castillo provenientes del entorno de Cuzcurrita de Río Tirón. Es el vino que mejor representa la personalidad de nuestro pueblo. Hacemos aproximadamente 70 mil botellas».
Cerrado del Castillo no se elabora todos los años, pues es un vino de finca proveniente de los viejos viñedos del recinto amurallado del castillo. Exclusivamente cuando la vendimia alcanza la máxima expresión del terruño y su equilibrio es perfecto. Solo se producen de 8 a 10 mil botellas. La punta de la pirámide es Tilo, un vino de parcela del viñedo situado en el Monte de Cuzcurrita. Son muy escasos los años que alcanza una maduración fenólica adecuada, por eso solo se puede elaborar en años que sean excepcionales y con producciones pequeñas. «Hemos elaborado 3 mil botellas en los últimos 20 años. Un vino que representa la lucha por la supervivencia, estructurado y muy elegante. Es como seda en la boca», dice Juan.
Antes de elaborar vinos blancos, querían encarrilar los tintos. Sin embargo, conforme pasó el tiempo, se percataron de que podían usar las uvas Viura que vendían para hacer vino. «No queremos la misma expresión y sabor que los vinos blancos convencionales. Este es un vino con cuerpo y de buena estructura. Puede ser un aperitivo o acompañar todo tipo de gastronomía», añade. Blanca del Castillo es el único blanco que se elabora en la bodega a partir de los viejos viñedos de viura del viñedo de Vallimedio situado a 650 metros de altitud y en la zona más al noroeste de Cuzcurrita, lindando con la provincia de Burgos.
«Teníamos mucho interés en estar en Perú por ser un mercado estratégico de imagen, ya que la gastronomía está asentada y nombrada. El portafolio de Robby nos sedujo muchísimo. Hay que salir a vender estos vinos, probarlos y encontrar su lugar. Estamos en manos de alguien que apuesta por ellos, que sale a darlos a conocer y que se esfuerza. Podemos presumir de estar satisfechos con Romovi Wines. Por mi lado, no dudé en ponerme al frente del proyecto de Castillo de Cuzcurrita y sigo disfrutándolo. El vino requiere de tiempo y paciencia. Si hacemos algo es para bien, sino es mejor no hacerlo y cambiar de negocio. En España decimos que las bodegas son creadas por los padres y las disfrutan los nietos», concluye. Encuentra estos vinos en @romovi_wines y @conceptoplacerperu.