Casa Colina, uno de los establecimientos gastronómicos que se han puesto de moda dentro de Surquillo, ha apostado por renovar su equipo junto a una nueva carta de vinos, cócteles y gastronomía que acoge el concepto mar y tierra. Visítalos en Narciso de la Colina 674 y descubre sus creaciones emblemáticas.
Fotos: Jaime Cuellar
Los sibaritas que están en la constante búsqueda de nuevos puntos gastronómicos que rompan la barrera de lo tradicional, han encontrado en Surquillo a su cénit. Esta zona que se está poniendo de moda distribuye propuestas sólidas si hablamos de la buena comida. La gente que transita entre estas calles definitivamente llega con otra mentalidad. Como no hay un lugar que les brinde una experiencia que ponga en equilibrio el concepto de mar y tierra, Casa Colina tuvo la brillante idea de renovarse. Los que antiguamente hemos acudido a este restaurante, nos hemos llevado una buena impresión de la comida criolla local. Sin embargo, ahora quieren dar un paso adelante con una nueva carta fusión y ampliar el portafolio de vinos hacia un corte internacional.
Ubicado en la calle Narciso de la Colina 674, Casa Colina comenzó como un taller de importación bajo el mando de Paul Francis Murphy y Juan José Mariátegui. Después de un tiempo se les unió Weninger Inuma. Toda la infraestructura del restaurante pasó en algún momento por sus manos. Paul veía los restaurantes de la zona y tuvo la idea de incursionar en la senda gastronómica. Empezó con anticuchos, después con las carnes y luego se adentraron de lleno en lo criollo. El choclo con queso siempre estuvo en la carta, pues acompañaba los entrañables anticuchos. «Es nuestra entrada estrella. No pasa de moda», asegura Juan José. Del mismo modo, comenta que hay platos base que nunca se cambiarán, como los anticuchos y las tortitas de choclo.
«Estamos en un proceso de fidelización con nuestros clientes. Creo que en esta etapa vamos a lograrlo. El chef Misael Calderón y el gerente de operaciones Jonathan Rojas son parte de nuestro nuevo equipo, quienes dan el aire que Casa Colina necesita. Inauguramos un bar con coctelería clásica y de autor. También contamos con una propuesta peruana que vamos a mantener, pero queremos enfocarnos en abrir puertas a la industria del vino internacional», agrega. Con experiencia en restaurantes de nivel como el Swissotel, Misael, actual chef de Casa Colina, da inicio a esta nueva carta con su Ceviche Colina de tipo norteño, acompañado de las famosas tortitas de choclo de la casa, cancha chullpi y camote glaseado. «Marcamos la diferencia», dice. No podían faltar los populares anticuchos, los cuales se maceran durante 24 horas en un aderezo de ají panca. Sin duda, el ahumado y el fuego en la parrilla le otorgan un sabor característico a la brasa. No olvides probarlo junto al clásico ají carretillero. A mi juicio es de lo mejor que tiene la carta.
Como mencioné líneas arriba, el choclo con queso es infaltable. Este es el plato que más identifica a Casa Colina como restaurante peruano, ya que su ingrediente principal es el choclo criollo que se presenta en toda su gloria caracterizado por su extraordinario tamaño, frescura y cocción perfecta a la parrilla. Sobre esta base dorada descansa generosamente una porción de queso paria sellado a la parrilla y ligeramente salado. Al estar en contacto con el choclo caliente se derrite, creando una combinación de texturas irresistibles cuyo toque final se corona con generosos hilos de crema a la huancaina.
Una de las sorpresas por las que debes apostar es el Sudado de pesca del día. Este es un plato representativo de la pesca artesanal, con raíces norteñas de suculentos cortes de pescado del día preparados al vapor en su propio jugo adicionando salsa de ají amarillo a la parrilla, zapallo loche y la tradicional e infaltable chicha de jora acompañada de yuca sancochada y su respectiva porción de arroz con choclo. Para finalizar, atrévete a pedir uno de los postres nacionales emblemáticos. Los picarones son crujientes aros dorados elaborados con la dulzura natural del zapallo macre. Cada picarón, esponjoso por dentro y delicadamente crujiente por fuera, emerge de las ollas de la cocina del chef. Se sirve coronado con una cascada de miel de chancaca artesanal, perfumada con hojas de higo y cáscaras de naranja, que captura la esencia de la Lima antigua desde el primer mordisco.
Casa Colina se aproxima a ser un puente entre Perú y el mundo. Su centro siempre será la comida peruana, pero ahora con matices del mar y la tierra a fin de acercarse a una experiencia que tira más hacia lo gourmet. Esta nueva carta no viene sola, pues se viste de los toques especiales que le aportan las bebidas con vinos del nuevo y viejo mundo, además de los cócteles que van más allá de lo convencional. Este restaurante ha apostado por salir de lo típico. Date una vuelta por aquí y descúbrelo tú mismo.
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