Los periodistas y los relacionistas públicos (PR) somos como primos hermanos que vivimos en la misma casa (universidad) durante los años de formación académica, con una relación de amor/trabajo en equipo que suele ser armoniosa. En el trabajo no tenemos horario de entrada ni de salida, pero lo disfrutamos. Siempre hablamos del contenido o de las marcas que los PR nos presentan, sin embargo, pocas veces hablamos de la persona. En esta ocasión comparto la entrevista con Eid Hirsh, Director de Relaciones Públicas en Honor, a quien conozco (por trabajo) hace 15 años y lo considero mi amigo. Además, con el paso del tiempo me ha enseñado que ser workaholic no es malo si aceptas que debes parar para estar con la familia.
¿Cuál es tu formación?
Lo mío surge de manera rara porque terminé el colegio siendo muy bueno en números. Ingresé a la Universidad Católica a la carrera de Ingeniería Civil, donde estuve unos ciclos y me di cuenta de que no me llenaba. Cambié a letras y terminé en Comunicaciones con la especialidad de Publicidad. Recuerdo que solo llevé un curso de PR: Imagen Institucional.
¿Y como profesional?
Justo cuando terminó la carrera, mi padre sufrió un infarto. La prioridad era estar con él, pero cada cierto tiempo mandaba mi CV a la bolsa de la universidad hasta que me llamaron de Llorente y Cuenca, donde tuve mi primera entrevista laboral e hice carrera. Comencé de cero como practicante y estuve durante 7 años. Tuve grandes maestros de quienes aprendí y la variedad de marcas que tenía se centraban en tecnología y áreas de marketing. Con esas cuentas me enamoré tanto del mundo de las relaciones públicas como de la tecnología. Una de las cuentas, que era una marca de teléfonos que llegaba al mercado peruano, me contrató: Huawei.
¿Quién es la persona que te ayudó durante tu carrera para ser el profesional de hoy?
Carlos Llanos de Llorente y Cuenca. Fue mi director desde que ingresé y estuvo durante cinco años conmigo. El 80% de lo que soy se lo debo a él.
¿Cuál es la diferencia de una agencia de PR a ser el PR de una marca?
El salto de agencia a cliente es otro mundo. Es algo que me terminó de enamorar de las relaciones públicas porque finalmente como agencia propones muchas cosas, gestionas otras y no terminas siendo el decisor. En cambio, cuando eres el cliente ya tienes poder de aprobar, de realizar acciones. Un mix entre Vader y Yoda. Crecimos muchísimo como marca en el país. Un logro que me hace sentir orgulloso, ya que empezamos de cero.
¿Te afectó la prohibición?
Mucho. Recuerdo que fue un sábado 19 de mayo. Vinimos a la oficina para ver qué hacíamos, porque cuando hay una crisis donde ya sabes qué pasó exactamente, tienes herramientas para desarrollar una estrategia. En este caso no sabíamos qué pasaba ni qué pasaría. Ejecutamos acciones para mitigar malos contenidos, pero hubo limitantes. Después, la pandemia nos encerraba un poco más en la comunicación. La incertidumbre de venta fue un golpe duro.
¿Cómo se comportó la prensa?
Hay algo que siempre aplaudo y pido cuando entablo una relación con un nuevo periodista o creador de contenido: nunca dejar de lado la objetividad. Es lo más importante.
¿Cómo es Eid en su papel de padre?
Si bien soy workaholic, porque me gusta y me divierte lo que hago, aprendí a manejar el tiempo para ella. Cada vez está más grande. Tiene 11 años. La diversión es diferente, somos más cómplices, amigos. Lo que ella dice se hace. Se convirtió en una fan de la marca donde estoy. En este momento es usuario de Honor de laptop, teléfono, audífono. Es más, a veces cuando sale publicidad de otra marca me dice ‘papá, cambia eso’.
¿Tiene el perfil de PR?
Me encantaría, pero falta mucho. Tiene la actitud. Hemos hecho un canal donde hacemos unboxings y reseñas. Está aprendiendo chino y eso me parece increíble.
¿Qué consejos le darías a los futuros PR?
Para cualquier persona que quiere desarrollarse en el mundo de las relaciones públicas es importante y necesario, sobre todo cuando hablamos de producto, ser embajador de tu marca. Te tiene que gustar si queremos darle información a los medios o creadores de contenido. La empatía es fundamental en este trabajo.