Gonzalo Tamagnini y Martin Sesto son dos amigos apasionados por la industria vitivinícola. Juntos decidieron impulsar un nuevo proyecto en el cual pudieran elaborar sus propios vinos. En esta oportunidad, Martin nos cuenta sobre la historia de Desquiciado.
Escribe: Valeria Burga
Desquiciado nace de una gran amistad entre Gonzalo Tamagnini y Martin Sesto, quienes se conocieron hace años trabajando juntos para otros proyectos. Ambos coincidieron en ideas, estilos y gustos, por lo que decidieron comunicar y contagiar esta pasión que sienten por la vitivinicultura con sus propios vinos.
En este proceso han encontrado muchos desafíos, despertando un deseo permanente de mejoras, innovación y experimentación con nuevas técnicas, al punto de convertirse en dos Desquiciados por el vino. Gonzalo es enólogo de profesión. Durante muchos años, ha estado experimentando en las vendimias elaborando vinos con distintas prácticas, buscando y probando en cada cosecha hacer un vino con el que pueda identificar su pasión por lo que hace y vive en cada una de ellas.
Martin trabaja en la industria desde hace más de 10 años, desarrollando su carrera en Marketing, Ventas y Logística. Fue afortunado de poder trabajar en varias bodegas muy importantes junto a grandes enólogos, donde pudo aprender sobre viticultura y vinificación. En el año 2015 decidieron vinificar por primera vez juntos, y encontraron los cortes que iban a unirlos en este nuevo proyecto.
«Hemos tenido una buena recepción por parte de los consumidores, especialmente en Argentina. Mucho tiene que ver la imagen y el nombre del producto. Tratamos de encontrar en la palabra Desquiciado al mundo animal. Trabajamos con Mariela Gutelli y la agencia Caliptra para todas nuestras etiquetas. Vivimos cada etapa con mucha emoción y este es nuestro primer viaje internacional», nos cuenta Martin Sesto.
El Valle de Uco es la región pionera en las plantaciones a grandes alturas y en donde podemos encontrar una gran heterogeneidad en la composición de sus suelos, lo que permite lograr una alta complejidad en los vinos de Desquiciado. Estas características son las que los llevaron a instalarse en Tupungato, y en diversas indicaciones geográficas dentro de los distintos departamentos que lo conforman.
«Esta diversidad se adapta a la perfección al estilo que buscamos transmitir con nuestros vinos, ofreciendo más frescura y fluidez, puesto que buscamos la mejor expresión aromática de cada uno de los varietales que componen nuestro portfolio. La intervención de barrica es mínima, ya que solo la usamos para moldear la estructura del vino y que no tome relevancia por sobre las frutas. Inclusive, los que tienen 22 meses de barrica, tienen una expresión aromática nítida. Producimos 120 mil botellas al año en todo nuestro portafolio. Arrancamos con 15 mil litros, pero pegamos un salto en cuanto a la cantidad. Sin embargo, esto no afecta la calidad de lo que hacemos», agrega Martin.
Actualmente, cuentan con tres líneas de vinos: uno de los Animales que representan distintas variedades, El Corte con un blend de tintas y uno de blancas, y la línea Salvaje que tiene un Malbec, Cabernet franc y Chardonnay. Acaban de lanzar en Argentina la línea Alfa, un blend de Malbec con distintos terroir del valle de Uco y se encuentran trabajando en un corte único que esperan difundir en los próximos 3 meses.
«Nos interesa ser partícipes de cada proceso de elaboración de los vinos. Creo que el toque personalizado es lo que le da la fuerza al proyecto. Estamos en Perú, Estados Unidos, Canadá, Suiza, Francia y Alemania. Al mismo tiempo, desarrollamos nuevos importadores en Colombia, El Salvador y China. Cuando encontramos nuestro producto en alguna góndola o mesa, es una explosión de satisfacción», concluye. Los vinos de Desquiciado ya se encuentran en el Perú gracias a Global Wines. Entérate de más en @desquiciadowines.