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Sabores del norte y vinos exclusivos: La experiencia gastronómica en Fiesta y Romovi Wines

February 13, 20259 min read

Romovi Wines ha llegado a Fiesta, el recinto en el que Ana y Hector Solis hacen gala de la mejor cocina norteña. En esta oportunidad, maridamos los emblemas del restaurante junto a la selección de vinos que Robby Montenegro trae a Perú. Puedes visitarlos en Av. Reducto 1278, Miraflores.

Fotos: Jaime Cuellar

Un crisol de sabores se gesta en Fiesta, el restaurante de raíces norteñas especialista en la cocina libre y productos frescos. La propuesta nació en Chiclayo, Lambayeque en 1983 de la mano de Don Alberto Solis, prócer de la cocina norteña. Sus hijos, Ana, desde lo empresario y disfrutando de su contacto permanente mimando a su exigente clientela y Hector Solis, con su creatividad y exquisito trabajo a cargo de la cocina, continúan su legado. Ambos hermanos crecieron apreciando los insumos que deja el mar y quisieron repuntar la escena culinaria con un factor determinante: la alta calidad. «Nuestra mesa siempre era una fiesta de sabores», rememora Ana. Desde sus inicios en la restauración han buscado la mejor materia prima que existe en el norte y en todo el país para transformarla en platos que rompen la barrera de lo tradicional y conlleva una permanente creatividad que vuelcan a la mesa de todos sus clientes.

La búsqueda de la excelencia en los insumos los ha llevado a trabajar con productores locales, encargados y artífices de buscar y entregar solo los mejores productos, los que llegan a la mesa de Fiesta Lima en avión, incluso el mismo día de su obtención. Ello garantiza la frescura permanente de los insumos utilizados en el restaurante. Robby Montenegro hace lo mismo con sus vinos. Los elige personalmente luego de una minuciosa búsqueda y conocimiento. Siempre disruptivos y con un valor agregado que permite tomar una pausa y apreciar cada etiqueta. Nada lo selecciona al azar. Esta vez los vinos de Romovi Wines llegaron a Fiesta. Con un pequeño giro en la dinámica, en esta oportunidad escogimos los maridajes que se van a proponer en el restaurante. Empezamos con un aperitivo llamado Arroz al fuego. Se compone de mero murique, el pescado e insumo estrella de Fiesta en base de arroz blanco. En este primer tiempo jugamos con dos vinos blancos del portafolio.

Por unanimidad, el que mejor se amalgama es Tovio, la mezcla de Torrontés y Viognier que llega de Salta, la zona más alta de Argentina. Cabe resaltar que es un nuevo ingreso en el portafolio de la importadora. Proviene de la mano de Agustín Lanús, un enólogo que experimenta desde las alturas y le da otra visión al vino argentino. Este vino es muy fresco, pero a su vez elegante. Presenta notas a damasco, peras y flores. Buena acidez, equilibrado y completo. Su volumen en boca complementa la grasa del plato y su elegancia hace que el inicio de la experiencia se eleve por completo. Otra opción interesante para esta primera etapa es Munay Torrontés, también de Salta. Tiene otro perfil, ligeramente más herbal, herbáceo y con notas cítricas como níspero, además de las flores clásicas de esta variedad.

No podía faltar el ceviche clásico de mero murique, no tan clásico en Fiesta, tanto por su presentación como preparación, en donde el propio comensal es el partícipe necesario, ensamblando el plato en la mesa. La frescura del mero murique es sin duda la estrella de este plato. Un muy grato hallazgo fue la combinación de un Chateau Peyrassol Rosé, un tope de gama proveniente de la Provenza en Francia que llega a nuestro país gracias a Romovi Wines. Es, sin duda alguna, uno de los mejores rosados que podemos adquirir en Perú actualmente y hay que decirlo. Su suavidad y acidez resultaron en una concordancia perfecta con el plato, sumado al toque de mineralidad que redondea la experiencia. La finura y las notas a frutas de hueso y fruta roja hacen que este vino sea el elegido como el compañero perfecto para la langosta con causa norteña que se elabora en Fiesta. Proveniente de Puerto Eten, esta langosta es una delicia desde todos los ángulos. La presentación de este plato impacta desde el inicio, predispone a recibir una explosión de sabores que no solo no defrauda, sino que excede las expectativas. Es un must. Acompañada del Chateau Peyrassol, es «un viaje de ida sin retorno».

Como en todas las experiencias que nos tiene acostumbrados, Robby hace gala de su expertise en el mundo del vino y los maridajes. Nos sorprendió a todos con el desafío que él mismo se planteó. Arriesgó un vino tinto con un ceviche caliente. Para ponerlos en contexto, este plato llamado Pankita de pez murique viene en una base de chala, se elabora en brasas a la leña al rojo vivo y está sazonado con ají amarillo, chicha de jora y culantro envuelto en pancas de hoja de choclo. Bastante complejo y difícil de maridar. Es la lujuria gastronómica de los antiguos lambayecanos mochicas en su máxima expresión. Aquí Montenegro apostó por uno de sus vinos más desafiantes de la Patagonia extrema. Otronia Pinot Noir demostró que puede adaptarse a un plato de este nivel, desarrollando un maridaje de contraste que sorprenderá a más de uno. En mi opinión, la nota de hierba seca y el ligero toque herbáceo que presenta lo llevó a acertar. Recomendado.

Acercándonos al final llegó el infaltable, un maravilloso clásico de Fiesta: arroz con pato servido en olla, gran compañero de los tintos premium de Romovi. El versus entre Mil Demonios Assemblage y Alma Negra Tinto, ambos blends, no se hizo esperar. Es una nueva propuesta por parte de Romovi Wines: presentar a dos etiquetas con carácter, místicas, con cuerpo y personalidad. El público es el que decide. Para mí siempre será Alma Negra. Al menos con este plato le fue increíble. Si quieres elevar las sensaciones, opta por Gran Alma Negra. Del mismo modo, puedes probar con otros vinos tintos que lo acompañan muy bien. Recomiendo el Maldito que resulta sabroso con la textura del arroz, pero también están, como opciones menos complejas, Sin Reglas Malbec, Siesta Malbec, El Tramposo Cabernet Franc y Animal Syrah orgánico.

Con broche de oro llega el Collar de Mero murique. Tuvimos la suerte de poder probar este plato que nació para aprovechar al máximo el insumo, puesto que el mero murique tiene mucho desperdicio. Pero en Fiesta utilizan todo. Así, el collar de Mero es ya un clásico de la casa y solo hay uno o dos cada día. En esta última fase la elección es simple y sencilla: Alma Negra Blanco. Un cierre perfecto. Celebra una fiesta de sabores en Av. Reducto 1278, Miraflores. La cocina libre está marcando la pauta y, si la fusionas con los vinos de Romovi, los maridajes están en otro nivel.

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