El mercado del vino (nacional o importado) en Perú no es fácil de gestionar ni de entender. Por un lado, están las importadoras y bodegas nacionales con experiencia, conocedoras del sector, con la ley del ensayo-error en el camino del eterno aprendizaje. En el otro lado, hay emprendimientos que creen que importar vino es el negocio del siglo, se llenarán de plata en el corto plazo e ingresan al circuito sin ninguna experiencia con resultados catastróficos. Al poco tiempo y con números en rojo abandonan la marca (ojalá hayan cumplido con el pago a la bodega) y el vino queda dando vueltas de mano en mano, perdiendo su valor y dañando su imagen. Sí, como todo negocio, el vino necesita del manejo profesional, más aún cuando en Perú no contamos con estudios de mercado anuales que orienten mejor al sector.
Pero el vino, al igual que el mundo, sigue girando. Los gustos del gran consumidor se van diversificando, cambiando, evolucionando. Con esta inquietud y mirando qué nos trae el 2025 charlamos con Rosa Lyn Joy Way, fundadora y CEO de Vinis, economista, consultora en temas de vino con maestría en marketing del vino en Burdeos y ex consultora de McKinsey & Company. Ella nos dice que las apuestas para el futuro estarán en los vinos diferentes, de uvas menos conocidas, como, por ejemplo, la moda de Cabernet Franc y, en el caso de la producción nacional, continuará la fuerte tendencia con los vinos de uvas patrimoniales.
Otro aspecto se refiere a los distintos orígenes. A nivel mundial hay un auge del vino italiano que ya está llegando al Perú gracias a los enormes y denodados esfuerzos por parte de los importadores y la propia Cámara de Comercio Peruano-Italiana. Ello lo mencioné en mi columna pasada. Aquí permítanme hacer un paréntesis y mencionar a Portugal. Nos estamos perdiendo de sus grandes vinos de estupenda calidad-precio. Ojalá su embajada vuelva a realizar los esfuerzos necesarios. Siguiendo con el análisis de Rosa Lyn, continuarán los vinos sin alcohol y/o bajos en calorías, aprovechando la tendencia de las cervezas sin alcohol. Esta tendencia es fuerte, pues crece el número de personas que se vuelcan a un estilo de vida más saludable. En cuanto al consumo general (litros por persona por año) no sube como quisiéramos, pero el ticket promedio podría incrementar conforme el consumidor va madurando, teniendo más ingresos y educándose sobre el vino. El ejemplo clásico es el consumidor que pasa de nuestro vino Borgoña semiseco al Asti.
Finalmente, algunos consejos y recomendaciones que comparte la especialista. Ante el irregular desempeño de los bares de vino en Lima, queda demostrado que, sobre todo después de la pandemia, el foco debe ser el consumo en casa. Para ello, se debe mejorar la asesoría en el punto de venta, con el fin de elevar el ticket promedio no solo en supermercados, sino incluso en licorerías donde no cuentan con sommeliers. Parte de esta asesoría debe ir también al e-commerce. Las plataformas deben ser amigables para comprar y pagar, así como contar con información precisa y adaptada al mercado.
Por ejemplo, se observan traducciones literales de fichas técnicas con descriptores que no se ajustan al mercado peruano (frutas, flores y maridajes cuyos insumos no se desarrollan aquí). Esto aplica también para la comunicación del vino en general a cargo de los profesionales del tema e incluso sommeliers. Para los productores peruanos, el foco y la estrategia está en ser parte de la gran gastronomía peruana, así como el turismo y enoturismo que va creciendo lentamente, y continuar mejorando el vino peruano. El nuevo local de PERUVINO en Cusco es un esfuerzo interesante.
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