Rosa Bonilla es para muchos una experta en sostenibilidad. Existen también quienes la consideran una excelente gestora de reputación e imagen. Tampoco faltan los que confirman que es una impecable comunicadora y no podría dejar de mencionar a los estudiantes que aseguran que las clases de la profesora Bonilla son alucinantes. Yo tengo la suerte de ser su esposo, confirmar todas sus facetas y luchas por un sistema laboral justo y sostenible.
¿Por qué estudiaste periodismo?
En el colegio me fascinaban las letras, la gramática, o sea, me apasionaba memorizar las normas ortográficas. Quería entender cómo había en un mismo país distintas maneras de decir lo mismo y eso me pasó desde que era chica. Inclusive, hasta ahora me sigue llamando la atención el aprendizaje de lenguas. Tengo la facilidad de llegar a un país donde hablan un idioma completamente diferente al mío y memorizar expresiones cotidianas en tiempos muy cortos. Postulé a dos carreras: comunicación social y lingüística en San Marcos. Ingresé a las dos, pero decidí estudiar comunicación social.
¿Cómo así llegaste al mundo de PR, imagen y reputación?
Ingresé al mundo del PR después de una decepción laboral en una empresa en la que ejercía el periodismo. Era muy chica y dije ‘creo que voy a probar el otro lado’. El primer paso fue por una frustración que me hizo dudar de mi propia vocación de periodista, de escritora, de columnista. Entré al mundo corporativo y trabajé en una transnacional estadounidense donde tuve una jefa que me dio la posibilidad de empezar a hacer PR. Esta persona sabía de mí, sabía que había ejercido el periodismo, sabía que era buena comunicadora y me dio la oportunidad de empezar en este mundo. La empresa me pagó un diplomado en comunicaciones corporativas. Así fue como llegué a este universo de las comunicaciones, de las estrategias en comunicación, de la gestión de la reputación, etcétera.
¿Crees que hay una diferencia salarial por un tema de género?
Las mujeres representamos el 42% de la mano de obra mundial y el 31,7% de los altos cargos por detrás de los hombres en casi todas las industrias y economías, según datos de LinkedIn citados en el más reciente informe del Foro Económico Mundial. Aunque las mujeres ocupemos el 50% de los puestos de nivel inicial, seguimos sin tener acceso a la alta dirección, con solo el 25% de los cargos directivos. Es decir, más allá de la brecha salarial entre hombres y mujeres que hay en nuestro país, en casi todas las profesiones aún existen límites de entrada a la posición. También hay gerencias pensando que van a ser ocupadas por un hombre y cuando hay una mujer piensan en llegar hasta una subgerencia o una jefatura. Eso sí, es algo que he visto y que hasta he vivido. Es principalmente un tema cultural y de sesgos inconscientes. No es que deliberadamente los líderes de las organizaciones digan ‘es mujer, no hay que darle el puesto que se merece’; pero existen muchos sesgos como el de pensar que las mujeres tenemos principalmente el rol de cuidadoras y no encajamos en posiciones de toma de decisiones.
¿Has sentido algún problema de género?
Sí, he sido víctima de situaciones vinculadas al hecho de ser mujer. Una de ellas precisamente en la que me quisieron enviar a entrevistar a un general, pero la introducción fue muy sexista. O sea, no dijeron ‘va a ir la reportera a entrevistarte’, sino que la persona que me supervisaba en esa época le dijo al entrevistado ‘te voy a enviar a una reportera guapa’. Eso es completamente inapropiado y va completamente en contra de mi trabajo y profesionalismo. Esa persona jamás hizo un comentario así refiriéndose a un reportero hombre.
¿Qué es lo más impactante de forma positiva y negativa que has visto en tu trabajo?
De manera negativa, lo que me ha impactado del mundo de la sostenibilidad es el poco conocimiento que existe en las organizaciones, sobre todo en los liderazgos. Encontrarnos todavía líderes que piensan que la sostenibilidad es suplir el rol del Estado, limpiar playas o pintarle la fachada a una comisaría. En la parte positiva es increíble la cantidad de mujeres que están involucradas. Me sorprende que casi siempre, por ejemplo, en el curso que dicto de proyectos de responsabilidad social empresarial, el 95%, son mujeres, al igual que mis pares en las principales empresas de Perú. Esto quiere decir que estamos interesadas en hacer un cambio sustancial en nuestra sociedad a partir del quehacer empresarial.
¿Es importante que un profesional también sea académico (profesor)?
La docencia le permite a cualquier profesional desarrollar habilidades de liderazgo, es decir, mejorar la comunicación asertiva. El hecho de ser docente hace que te involucres en un proceso de aprendizaje que tiene como primer paso que te entiendan y que te den feedback inmediato para que el mensaje llegue como tiene que llegar. Es una habilidad del líder. Otra habilidad que se afianza en las aulas como docente es el poder de la negociación, el dirigir un debate en un aula de clases, ya sea virtual o presencial. También te obliga a estar en permanente actualización con tendencias.
¿Qué le recomendarías a las mujeres que van a iniciar en el mundo del PR?
Que se enfoquen en sus fortalezas y las potencien. Que siempre digan lo que piensan, de manera inteligente, asertiva y oportuna. Según datos de LinkedIn, las mujeres tienen un 28% más de habilidades sociales esenciales para los trabajos del futuro, como el liderazgo estratégico y la colaboración.
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